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Nosotros

Myrnellie Ortiz Artista

 

Para los que no conocen mi historia, comenzaré diciéndoles que el arte es un carisma que me ha dado Dios solo por su gracia. Llevo la mayor parte de mi vida experimentando muchas técnicas de arte. Desde niña, gustaba de pasar horas dibujando, o pintando en el techo de mi casa. Recuerdo que alteraba toda mi ropa. Teñía los mahones, los cortaba, les ponía decoración y hasta los pintaba con acrílico de cuadros. Durante el embarazo de mi primera hija, todavía siendo estudiante, comencé a hacer arreglos florales decorativos a modo de tener una ayuda económica adicional. Las habitaciones de mis dos hijas al nacer, las fui decorando con cada detalle hecho a mano. Hice relieves para pared, bolsas para pañales, los cuadros en combinación y la decoración del set de cama. Nunca fui muy amiga de las colecciones, así que compraba algo neutral y lo modificaba. Así nació el pintar murales, pinté murales de distintas habitaciones de niños y jóvenes, prepare la decoración, cada detalle era confeccionado por mis manos y muchas veces con la ayuda de mi comadre y hermana Carola que me ayudaba con los murales.

Un poco de historia

 

Soy químico de profesión pero hace unos once años aproximadamente el Señor me llamó a educar mis hijas en el hogar (Homeschooling). En ese momento no sabía que era un llamado de Dios, pero hoy tengo la certeza de que así fue. Durante mis años como educadora en el hogar, comencé a redescubrir el arte. Trabajé como maestra de arte en la Academia Classique’s y Fundación Reyes Santiago con mi hermana Mariel Reyes. Allí experimenté con todo tipo de arte manual, máscaras, vestuarios, velas, jabones, “paint brush”, escenografías en “foam”, confección de camisetas, pintura, dibujo y costura. Fueron unos años de mucho aprendizaje y tenía la dicha de estar al lado de un gran artista como lo es Willie, el esposo de Mariel. Muchas cosas aprendí y creamos juntos. También trabajé bisutería, confección de prendas en piedras semipreciosas, alambre, hasta cree una línea de muñecas en alambre y las vestía. He trabajado mosaico, repujado, entre otras técnicas de arte. Expuse mis dibujos de rostros a lápiz en una feria en el Jardín Botánico de Caguas. 

 

Hace unos años mi amiga María del Pilar (que mora en los cielos hoy) me llamó para que le escribiera un cuento de niños para una revista infantil “Los Pepes” que se publicaría trimestral en el área metropolitana. Allí redescubrí cuanto me gustaba escribir de niña y puse la imaginación a volar. Para los cuentos hacía las ilustraciones que se digitalizaban tal cual las dibujaba.

Dios transformo mi vida

 

Hace alrededor de unos cinco a seis años que tuve un encuentro personal con Dios que transformó mi vida por completo y por consecuencia el arte en mi vida tubo un período de pausa. Durante este proceso (que no ha terminado), el Señor ha ido transformando mi ser y mi hacer. La pausa comenzó tan pronto supe que mi talento era carisma y regalo de Dios y que nunca se lo había dedicado a Él. Al pasar un tiempo fui descubriendo cómo en muchas ocasiones con mi arte había ofendido a Dios y sucedía que no podía tomar ni un lápiz para dibujar. 

 

Un día en oración le entregué mis manos al Señor, le dije que no deseaba ofenderle más con nada de lo que hicieran mis manos y que si a Él le placía que no crease nada más con arte, no lo haría. Esa oración dolía en mi interior pues estaba renunciando a una parte de mí que me hacía quien soy. Le entregué a Dios el talento con mucho dolor pues entendía no había rendido fruto. 

 

Un día estaba en un círculo de oración, mientras oraba con los ojos cerrados vi claramente como un fuego comenzó a quemar mis manos, sentía el calor pero no me quemaba, era tan real. Supe de inmediato que el Señor estaba purificando mis manos y no sabía que implicaría. Al cabo de unos meses estando en la iglesia, estaba vacía, pasé por frente a una banca y tumbé una imagen del niñito Jesús que iba a ser utilizado en menos de una semana para la actividad de navidad. Estaba en la casa de Dios, no había nadie, hasta tuve la tentación de salir de allí, pero no pude. Tomé la imagen (tamaño real) en brazos y vi que le había quebrado los deditos. Casi infarto y vi una hermana de la comunidad que es del equipo de trabajo del Padre y le llamé. Ella comenzó a reírse y dijo, “eso lo pegamos no te preocupes”. Pero en mi corazón sentí repararlo. Le dije, me lo llevo y lo restauro. 

 

Allí comenzó una nueva etapa de arte, la restauración de imágenes venerables. Mientras restauraba los deditos del niñito era como si Dios a su vez estuviese trabajando con mis manos. Los primeros quedaron muy feos, aunque lo pinté completito y todos lo encontraban hermoso pues ya estaba desgastada la pintura. Luego de eso restauré ya no recuerdo ni cuantas imágenes de Jesús y María. Lo curioso es que siempre había manos envueltas. Cada proceso de restauración ha sido único y el Señor sigue restaurando no solo mis manos, sino mi corazón y mi mente. Cada trabajo con un grado de dificultad mayor, manos completas, partes del rostro. Dios ha ido reparándome a mí, pues a veces ni sé cómo hacer el trabajo pero de alguna manera queda mejor cada vez. Hasta los materiales a utilizar es como si Dios estuviese reprogramando el arte en mí. Comencé a pintar nuevamente. 

 

La porcelana fría

 

Desde ese momento desee trabajar esculturas, pero como tengo dificultades pulmonares, no puedo trabajar con cualquier tipo de materiales. En una búsqueda exhaustiva recordé haber trabajado el barro de secado al aire. Las primeras imagencitas de la Virgen que confeccioné fueron de barro. En mi continua búsqueda, llegó al fin la porcelana fría o porcelanicrón. 

 

El modelaje con la pasta flexible ha sido una técnica que me ha enamorado y que he degustado de sinigual manera. Así nace Through Mary’s Eyes. ¿Por qué, a través de los ojos de María? Porque durante todo este tiempo el rezo del Rosario ha sido en gran parte una de las maneras en que Dios ha ido restaurando este cacharro roto. El rezo del Rosario es mirar el caminar de Jesús a través de los ojos de María Santísima y es a través de sus ojos que yo deseo crear el arte que ha comenzado a nacer. Al mirar una imagen de María solo puedo recordar que deseo ser como ella, que la acogí como mi madre y le pedí llevarme de la mano al corazón de su hijo. Que ella me acogió como su hija y que con ella el camino ha sido más fácil. 

 

Un día mientras rezaba el Rosario y meditaba una de las estaciones de Jesús, tenía un librito en mano y decía una cita; "A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María". - San Luis María Grignion de Montfort. Pensé que estaba en un serio aprieto, pues ni siquiera comprendía porque rezaba el Rosario, pero en ese momento paré y le oré a Jesús de ésta manera; “Jesús, enséñame a amar a tu Madre como lo haces tú, yo quiero ser santa para tí.” Yo me creía incapaz de amar a María, sobretodo porque no comprendía porque la debía amar. Pero al hacerme vulnerable y reconocerme incapaz, le pedí ayuda a Jesús, quien pronto vino en mi auxilio y me comenzó a mostrar como su Madre Santa siempre intercede por nosotros sus hijos y como ella aunque no sea reconocida, pues no es su interés, solo desea e intercede para que lo reconozcamos a Él como Nuestro Salvador. Le abrí las puertas de mi corazón pues ella es; la Llena de Gracia, La Inmaculada Concepción, El Sagrario Santo donde se encarnó Jesús, elegida por el Padre, Encarnada por el Espíritu Santo y madre de Jesús mi Salvador. ¿Cómo no amarla?, si a través de sus ojos he visto el verdadero amor, el amor a Jesús, el amor al Padre y el amor al Espíritu Santo. 

 

Hoy le dedico el talento que me dado por su gracia el Señor y deseo que sea para su honor y gloria. Bendigo y oro a todos aquellos que han tenido que ver con lo aprendido en torno al arte, pues cada experiencia adquirida hoy Dios la va utilizando de singular manera. Bendito y alabado sea Dios que se fijó en la más pequeña de sus creaciones y depositó su amor en mí. 

 

Cada pieza se crea en ambiente de oración y rezo. Esto es así también con los Rosarios. Recuerdo que comencé haciendo Rosarios de perlitas. Se vendían mucho, también regalaba muchos. Pero un día me di cuenta que las personas no los rezaban y lo utilizaban como decoración o prenda. Entonces decidí hacer los rosarios grandes y de madera. Así me aseguraba que si alguien desea y adquiere alguno es porque lo va a rezar. Cada centro de Rosario lleva una foto de un cuadro que he pintado, se minimiza la foto y se adhiere con resina. La pieza de madera y la mayoría de las cruces las hace un artesano puertorriqueño para mis Rosarios (Javier de Artes de Madera), tiene su tiendita en Las Catalinas Mall en Cagias, frente a AT&T. En cada Rosario y cada pieza pongo mi amor y siempre oro por aquellos que de alguna manera adquieren una de mis piezas y ayudan con el sustento de mi hogar. 

 

Un gran abrazo desde el corazón de Jesús y María donde no existen ni

el tiempo ni el espacio. ¡Dios les bendiga!

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